Como lectura veraniega queremos rescatar y recomendarte el post sobre el viaje y conversación que fraguó la idea detrás del libro "Números gordos en el proyecto de estructuras" (ed. Cinter) que Juan Carlos escribió hace unos años.
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Destacamos esta parte, esencia misma de Ingenioxyz:
– Pues bien, aquí llegados, amigo Juan Carlos, te vuelvo a confesar que las estructuras me parecen ciencia infusa.
– Porque no has sido capaz de verlas sencillas.
– ¡Hombre!, es que las integrales, la trigonometría, los vectores, los momentos de inercia, los momentos flectores…
– Todo eso es bien fácil. Al final, todo es sumar y multiplicar.
– ¿Quieres decir que todo es cálculo? Pero si vosotros detestáis que os llamen calculistas.
– Porque no es lo mismo. El cálculo es sólo una parte de nuestra actividad. O acaso no sería despectivo que a un químico lo llamasen “el probetas”, o a un arquitecto le dijesen “pintacasas”.
– Esos motes, es verdad, engordan la parte técnica y desprecian lo que de ciencia tiene una profesión.
– La herramienta sola no sirve. Yo no me fiaría de un calculista ni para hacer la pérgola de las parras de mi casa del pueblo. Porque las estructuras no fallan por el cálculo, fallan cuando no se entienden.
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El curso "Números Gordos de hormigón armado" de Ingenio se basa en el libro, explicando en detalle las fórmulas propuestas para que entiendas de dónde salen.
Post original publicado en Más Qué Ingeniería.
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