El optimismo de numerosos políticos y responsables de la gestión del agua en España, en cuanto al nivel de depuración de nuestras aguas residuales es proverbial.
Todos los informes de los últimos años recogen, para nuestro país, que el nivel de depuración se encuentra por encima del 85 % de las aguas residuales producidas. Lástima que tal afirmación está sustentada en una premisa falsa: La existencia de una Estación Depuradora de Aguas Residuales (E.D.A.R.) no es garantía de que las aguas residuales, de su cuenca vertiente, se estén depurando.
Tampoco los controles analíticos periódicos realizados por los organismo de control (Comisaría de Aguas, laboratorios homologados, etc.) son una garantía de que la E.D.A.R. este depurando todas las aguas residuales: solo reflejan la calidad del agua depurada durante el tiempo en el que se han tomado las muestras (eso sí, siempre que las mismas se hayan tomado con la rigurosidad y la transparencia adecuadas).
Lamentablemente, el estado de nuestros ríos no se corresponde con el parque de E.D.A.R. que tenemos en España. Las causas son diversas, aunque más del 80 % de las veces es la baja dotación presupuestaria para realizar las labores de Operación y Mantenimiento (O&M), el 10 % es imputable a diseños inadecuados o insuficientes, el 5 % es debido a desconocimiento técnico del operador y el resto 5 % a otros factores.
Aunque esto no sea el objeto de este blog (lo desarrollare en otro posterior) no puedo de dejar de señalar, por su alto porcentaje, la paradoja que se esconde detrás de la insuficiencia presupuestaria para la O&M: Los costes que se generan (y que no se quieren o saben contabilizar) por una depuración insuficiente son tan elevados que hacen que la eficacia del gasto realizado sea poco apreciable. Con unas dotaciones presupuestarias adecuadas, que generalmente suponen entre un 10 y un 20 % más de lo realmente adoptado, los beneficios obtenidos serían espectaculares (mejora notable de la calidad de nuestros cauces y descenso de reposición de equipamiento disfrazados de proyectos de ampliación de plantas).
Retomando el objeto de este blog, para determinar la eficacia de una E.D.A.R. se deben establecer unos indicadores de calidad que determinen si el funcionamiento de la misma es fiable y eficiente.
Dentro de estos indicadores, uno de los más importantes es la producción de biosólidos (fangos deshidratados) generador por la E.D.A.R.: Cuanto más biosólidos produzca una planta, mejor será la calidad del agua depurada.
Jorge Chamorro ya ha hablado de este tema de forma completa en la MasterClass "Lo crucial y que debes saber para el diseño de una EDAR". Desde aquí te la recomendamos si te interesa esta forma de entender el proceso de depuración de aguas residuales.
Es cierto que cada E.D.A.R. es única y que la producción de biosólidos dependerá de numerosos factores, por esos es tan importante la idea nuclear que impregna todos mis blogs: Es necesario realizar auditorías externa de forma periódicas a la O&M de una E.D.A.R. para evaluar técnica y económicamente que las fuertes inversiones que se realizan tanto en la construcción, como en la O&M, son realmente eficaces.
En una primera aproximación se recoge, en la siguiente tabla, las cantidades anuales, mínimas y máximas, de biosólidos (con sequedades entre el 20 y el 25 %) en función de los habitantes equivalentes, que se definen mediante la siguiente fórmula:
Por debajo del valor mínimo la E.D.A.R. no está cumpliendo con su cometido que es retirar la contaminación del cauce receptor y la propiedad de las instalaciones debería preocuparse sobre las causas que los motivan:
- Exceso de carga contaminante sobre en la línea de agua
- Procesos de la línea de agua fuera de parámetros
- Sobrecarga hidráulica en los decantadores y clarificadores de la línea de agua
- Problemas de sedimentabilidad en los fangos en la línea de agua
- Capacidad de la línea de fangos insuficiente para los fangos producidos en la línea de agua
Por encima del valor máximo, se recomienda realizar un análisis sobre el funcionamiento de la línea de fangos (si dispone de digestión anaerobia un buen indicativo será la producción de biogás) con especial atención a:
- El grado de estabilización de los fangos: concentración de materia volátil (%MV)
- Sequedad de los biosólidos
En resumen, un buen indicador de la eficacia de una E.D.A.R. lo constituye la producción de biosólidos generados en un periodo determinado; debido a los tiempos de retención que, en algunas instalaciones, presentan los fangos, superiores a treinta días, el periodo mínimo recomendado es cada tres meses.
En cualquier caso, la funcionalidad de una E.D.A.R. pasa por realizar una evaluaciones periódicas, aconsejable cada año, sobre determinados indicadores de calidad siendo uno de los más fiables y eficaces la producción de biosólidos en función de los habitantes-equivalentes.