La impresión 3D es una tecnología capaz de trasladar un diseño digital a un objeto real que ha ido descubriendo múltiples aplicaciones en muy distintos sectores. Pero al hablar de ella aplicada a la construcción, nuestra mente vuela automática a la imagen de un robot que coloca ladrillos uno tras otro y es capaz de fabricar una casa en 24 horas.
Una impresora tipo grúa, con giro 360º, de más de 3 metros de alto, brazo extensible de 8,5 metros, capaz de imprimir 100 m2 de superficie diarios ha sido la que ha utilizado una empresa americana en Rusia (ver vídeo) recientemente para fabricar una casa de 38 m2 por menos de diez mil euros de un día para otro.
Para mayores dimensiones, la impresión 3D como método de construcción de edificios se realiza por partes y en una fábrica para ensamblarlas posteriormente en la ubicación final, donde se añaden elementos como el tejado, ventanas y demás elementos interiores.
Y ésta es la técnica que se ha utilizado al hablar de infraestructuras. En nuestro país tenemos un buen referente de su utilización pues a finales del año pasado se levantó el primer puente peatonal del mundo impreso en 3D en el madrileño municipio de Alcobendas. La pasarela, que se imprimió en ocho piezas, mide en total 12 metros de longitud y 1,5 metros de ancho y pesa un total de 30 toneladas.
Y en la actualidad, los investigadores de la Universidad Tecnológica de Eindhoven trabajan en la fabricación de piezas de hormigón armado para construir un puente de ciclismo. Ya se ha construido un modelo a escala 1:2 capaz de soportar una carga de 2.000 kilos. Y si todo va según lo previsto, este mismo mes comenzarán a ponerse las piezas de la infraestructura, que medirá 8 metros de largo y 3,5 metros de ancho, en Gemert, (Holanda).
La aplicación de la impresión 3D como técnica de fabricación está revolucionando el mundo de la Arquitectura y la Ingeniería, suponiendo notables ahorros, en costes y tiempo de ejecución, a la vez que se reduce la utilización de materiales y la generación de residuos, con el menor impacto medioambiental que todo ello lleva aparejado. Pero quizás sea para los profesionales que han trabajado en esta modalidad de fabricación la libertad de diseño una de las ventajas más admiradas, pues permite crear elementos que de otro modo serían imposibles, muy complejos o muy poco rentables de realizar.
Aún así, la técnica aún está en sus estadios iniciales y sus aplicaciones en exploración dentro del ámbito de la construcción, probando con materiales y estructuras diversas. Estamos deseando ver y contar hasta dónde se puede llegar. Algunas experiencias ya os las mostramos hace poco.
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