La gestión de un recurso como el agua, escaso y limitado, genera en torno a sí un importante debate. De este modo, la necesidad de implementar políticas públicas encaminadas a resolver la problemática del agua de manera sostenible, y los obstáculos que los distintos países encuentran a la hora de lograr este objetivo, junto a la financiación de las infraestructuras hídricas han sido los dos pilares de los Diálogos del Agua América Latina-España.
La tercera edición de esta cita ha traído a la Casa de América un intercambio puntos de vista y experiencias en torno a uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el planeta procedentes de las dos orillas del Atlántico.
Y en esta exposición y confrontación de ideas han participado ministros de Bolivia, Costa Rica y Panamá, altos funcionarios y representantes de numerosos gobiernos de América Latina e instituciones como OCDE, CAF o Banco Mundial, entre otros.
Isabel García Tejerina, ministra española ,hacía en esta cita hincapié en la importancia de las políticas públicas para afrontar los retos que la escasez de agua plantea con la finalidad de “garantizar la seguridad hídrica e impulsar su adaptación a los efectos del cambio climático”.
Y mientras ella ponía como ejemplo el Pacto Nacional del Agua que su Ministerio ha impulsado en nuestro país como ejemplo de los necesarios consensos políticos en Latam, el propio presidente del Banco de Desarrollo de América Latina, Luis Carranza, solicitaba en forma de un pacto político el establecimiento de una estrategia global a largo plazo para América Latina orientada al bienestar de la población – no sólo atendiendo a la satisfacción del acceso al agua y alcantarillado, sino también a criterios de salud pública para las zonas más desfavorecidas.
Y es que un continente que supone el 15% del territorio del planeta y el 33% de las fuentes de agua, de sus 600 millones de habitantes, aún 20 millones no tienen acceso a agua de calidad y 100 millones, al saneamiento.
Pero si el consenso político y la visión a largo plazo es necesaria, imprescindible es llevar a cabo inversiones y su financiación. Mejorar los servicios básicos de agua y saneamiento en la región, rehabilitar las infraestructuras básicas y de abastecimiento, garantizando por igual la disponibilidad de este recurso en las ciudades y en las comunidades indígenas requiere, según los expertos, una inversión equivalente al 0,3% del PIB de aquí a 2030. ¡Aún hay mucho por hacer!
El vídeo completo de este encuentro: