La ciudad china de Zhuzhou se prepara la acoger un novedoso concepto de transporte colectivo. No termina de ser un tren, aunque se le denomine así, pues no sigue raíles físicos, sino virtuales, y aunque circula sobre neumáticos de goma, tampoco es un autobús, basta con ver su aspecto.
Es un modelo híbrido, no por la energía que lo propulsa, que es eléctrica, sino por las similitudes que el Autonomous Rail Rapid Transit (ART) presenta con ambos medios de transporte público.
Este diseño, fabricado por la china CRRC, es un tren exprés y, por supuesto, inteligente. No requiere vías tradicionales, sino que discurre sobre líneas punteadas, pintadas en las calles de la ciudad, asistido por cientos de sensores que le transmiten las dimensiones de la vía por la que circula. Es decir, ART es también un transporte autónomo, que además de los raíles, prescinde del conductor.
Formado por tres vagones que pueden ampliarse hasta cinco, el diseño del Autonomous Rail Rapid Transit tiene 30 metros de largo y está capacitado para transportar hasta 500 pasajeros.
Ya este verano recorría las calles de Zhuzhou para mostrar la viabilidad de este transporte capaz de alcanzar la velocidad de 70 kilómetros por hora y que dispone una autonomía de hasta 40 kilómetros. De hecho, tras una carga de únicamente 10 minutos, ya podría circular durante 25 kilómetros.
Así, en 2018 circulará por las calles de esta ciudad china, en una línea de 6,5 kilómetros de longitud a través del centro urbano, mostrando un modelo que transporte que el fabricante considera óptimo para ciudades medianas y pequeñas, que no pueden asumir la construcción de un suburbano ni consideran esperar el largo tiempo de construcción que este requiere.