Es de sobra conocida la dependencia energética de los combustibles fósiles en los países de Medio Oriente, así como la necesidad de garantizar el acceso al agua potable de la población, derecho humano universal reconocido por la ONU, dificultado ante procesos como el cambio climático y el crecimiento demográfico.
De este modo, teniendo en cuenta la elevada presencia de la desalinización como fórmula para ello en esta región del mundo, lograr tecnologías de desalinización que se sustenten en energías renovables es un reto en que los científicos trabajan para hacer convertirlo en un proceso sostenible, asegura la revista Nature Middle East.
Hoy solo el 1% del agua desalinizada se ha obtenido de fuentes de energías alternativas como la eólica o solar, pero ya se trabaja en países como Arabia Saudita, Omán, EAU, Qatar o países del norte de África para incrementar estas cifras con nuevas políticas de agua, se asegura desde la Asociación Internacional de Desalación.
De hecho, ya en 2015 Acciona comenzaba una senda de trabajo clara en la región Oriente Medio en la construcción de desaladoras que trabajan con tecnología de ósmosis inversa, frente a la térmica, que reduce el uso de combustibles fósiles, dado que sólo se mueve por con energía eléctrica.
Pero si la energía solar ha sido clave a la hora de dotar energía al proceso de desalinización, la geotérmica avanza también en su uso para generar electricidad a escala industrial, en países con buenos sistemas geotérmicos como Arabia Saudita, cuenta iAgua.
Con mucha más profundidad, detalla el texto de Nature Middle East, las aportaciones de la desalinización por adsorción (DA), la destilación de membranas (MD) o diversos procesos de ósmosis directa (FO) que la investigación ha demostrado como más eficientes desde el punto de vista energético, además de ambiental, algo esencial si lo unimos a una buena planificación y gestión de los recursos hídricos.