A primera vista, fácilmente podríamos pensar que estamos ante la última montaña rusa que los parques de Universal en Florida han incorporado a sus atracciones y cuáles son las sensaciones que tales curvas y loopings nos provocarían. Pero no lo son.
El alegre juego de colores que Takatsugu Kuriyama, un estudiante de Ciencias de la Información e Ingeniería de la Universidad de Tokio, propone es una representación en tres dimensiones del laberinto de líneas de metro que atraviesan la tierra bajo los pies de la capital japonesa.
Mangueras de vinilo rellenas de agua coloreada sostenidas a distintas alturas por cables manualmente enrollados que marcan a su vez cada estación de metro.
Dos meses de trabajo y 70.000 yenes fueron el coste de un proyecto que ha llamado la atención durante años y que nació para un aula y ha acabado apareciendo en los diarios de medio mundo.
Las burbujas viajan a través de este sistema de transporte –que representa 18 líneas, incluidas las 13 de la compleja red de metro tokiota- como los propios trenes lo hacen manteniendo la vida de la ciudad; emula así al sistema circulatorio que permite la vida en nosotros, inspirando a Kuriyama a la hora de dar nombre al proyecto: Tokyo Arteria.
Esta red ferroviaria subterránea es también un historial de crecimiento de la ciudad, pues se observa claramente como las líneas más modernas se han ido construyendo en niveles cada vez más profundos. Y su propia sombra es el equivalente al mapa ferroviario en 2D que podríamos encontrar en las casetas informativas.
La exactitud de la escala de Tokyo Arteria parece que no es tal, pero de lo que no cabe duda es que este proyecto aporta una asombrosa imagen de cómo bulle la vida bajo la megalópolis de 12 millones de habitantes: 290 estaciones; la más profunda de ella, Roppongi, a 42 metros bajo la superficie.
Te dejamos aquí un vídeo del proyecto: