El arquitecto y urbanista sueco Mans Tham es el creador de esta innovación que ha dado en llamar “Solar snake”. La “Serpiente solar” es una solución con numerosas ventajas ambientales y económicas, e incluso de seguridad.
Si bien ya conocemos las iniciativas de carreteras solares en que las placas solares conforman el pavimento por el mundo en nuestro blog, esta idea es aplicable en las zonas con muchas horas de sol pues dota a las autovías de cubiertas fotovoltaicas capaces de producir energía limpia con mayor eficiencia y una vida útil mayor.
Estas cubiertas solares – que podrían instalarse asimismo sobre otras vías, líneas de ferrocarril, carriles-bici o aparcamientos- además de generar energía contribuyen a reducir el coste de mantenimiento de las carreteras, pues las protegen de las agresiones climáticas, aumentando su durabilidad.
Igualmente, la instalación de esta serpiente de células fotovoltaicas contribuye a reducir la contaminación a través de diversas causas: por un lado, reduce el consumo de aire acondicionado en los medios de transporte lo que reduce el gasto de combustible, algo que también se logra al disminuir el impacto del viento, la lluvia, etc, en el movimiento del vehículo.
Por otra parte, esta innovación - que no aporta sensación de túnel al permitir las vistas laterales y puesto que la cubierta puede ser casi transparente- está preparada para absorber las partículas de CO2 de los tubos de escape.
A todas estas ventajas para el medio ambiente, podemos sumar que incrementa la seguridad vial eliminando los deslumbramientos al amanecer y atardecer.
Además, la serpiente tiene utilidad como barrera contra la contaminación acústica para las áreas habitadas próximas y también como soporte para iluminación y señalización.
Pero más allá de esta configuración básica, su creador propone una serie de beneficios complementarios que se podrían añadir con pequeñas instalaciones para, por ejemplo, la recogida de agua de lluvia, que no se contaminaría al no resbalar por el pavimento o los vehículos; en este sentido propone el aprovechamiento del CO2 para llevarlos a estanques de algas cubiertos a lo largo de las autopistas o instalaciones para permitir bajo los pasos elevados de la carretera cargar los coches eléctricos de la energía generada en los paneles.
La “Solar Snake” se presentó por primera vez en la Universidad de Berkeley en 2010, y ya existen algunas experiencias de su puesta en práctica como The Beirut River Solar Snake.