Aún no hay fecha para ejecutarlo, pero Noruega tiene demostrada experiencia en infraestructuras complejas, particularmente en túneles. El túnel vial más largo del mundo está entre sus fronteras y en sus planes hacer uno submarino, pero hoy el post está dedicado a su proyecto para lanzar un puente colgante flotante de varios tramos.
El puente está planteado para salvar un terreno de profundidad sin precedentes, sin incurrir en grandes costes. En el fiordo de Bjørnafjord, la infraestructura tendrá que salvar 4,8 kilómetros de longitud.
El ingeniero británico Ian Firth presentaba su idea en Vancouver, Canadá, en la Conferencia TED, junto a Cowi, una de las firmas que trabaja en el proyecto, y la Administración Noruega de Obras Públicas, asegurando que este puente salva el obstáculo de los cimientos en aguas profundas flotando.
El puente de Bjørnafjord, que formará parte de la E-39 que unirá Stavanger y Bergen, se asentará sobre pontones flotantes, como hacen otras instalaciones en alta mar.
Estos estarán anclados al lecho marino en varios puntos del puente con cubos de acero de entre 10 y 15 metros de diámetros que se levantan y succionan hacia el fondo, explica la publicación local Aftenpoften. Podría haber hasta una treintena de ellos en función de la modalidad que finalmente se pusiera en marcha.
Además de sus 130 mil toneladas de acero, para crear estabilidad, las partes superiores de las torres del puente estarán unidas por cable.
Ya se ha utilizado un diseño similar para las plataformas petroleras, pero nunca para los puentes colgantes de varios tramos hasta ahora.
Esta solución sería una revolución a la hora de poder construir infraestructuras en parajes como los que abundan en Noruega, propiciando puentes sobre aguas de hasta 1500 metros de profundidad. Sin embargo, aún quedan algunos retos técnicos que afrontar, como la durabilidad de los cables que cargarán todo el peso, su mantenimiento y reemplazo.
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