Las carreteras, como las líneas de ferrocarril, canales, etc., son infraestructuras de transporte que permiten la movilidad de las personas y las mercancías, facilitando el desarrollo económico y bienestar en las sociedades modernas. Sin embargo, muchas de las infraestructuras que el hombre ha perfeccionado en su avance y desarrollo suponen una brecha difícil de salvar para la fauna.
Para compensar estos obstáculos puestos al mundo natural, desde mitad del siglo XX, se han ido construyendo corredores ecológicos que permiten a los animales cruzar estas barreras de fabricación humana que varían a lo largo y ancho del planeta tanto como lo hace la fauna que la habita.
Los también llamados “pasos de fauna” son infraestructuras en sí mismas pues abarcan desde los tendidos de cuerda o cable para mamíferos arbóreos como monos o ardillas, a azoteas verdes para mariposas o aves, túneles para anfibios o mamíferos pequeños como nutrias o tejones, hasta viaductos y puentes para animales más grandes o que se desplazan en rebaño.
El paso subterráneo azul en Oamaru, Nueva Zelanda, es un túnel construido hace algo más de un año para que los pingüinos azules puedan trasladarse desde el puerto hasta sus nidos sin correr riesgo de atropello por los vehículos que transitan la carretera o de ser cegados por los flashes de quienes intentan fotografiarse con ellos.
También al otro lado del mundo, llaman la atención considerablemente los puentes para cangrejos rojos de la Isla de Navidad (Australia). Cuando llega la época reproductiva de esta especie , unos ciento veinte millones de miembros migran desde la selva hasta la costa donde pondrán sus huevos. Dado que morían muchos ejemplares a los pies de la movilidad de los habitantes de la isla, las autoridades locales decidieron cerrar algunas carreteras durante estos días, colocar señalizaciones y avisos para controlar la velocidad, pero además optaron por construir pasos elevados y subterráneos que más allá de restaurar el impacto que el hombre provoca sobre los ecosistemas naturales, se han convertido al tiempo en atracción turística en la zona.
Impresionan igualmente por su enormidad los túneles construidos para el paso de elefantes en Kenya o el Zanderif Crailoo, en Holanda, el mayo ecoducto del mundo, 800 m de longitud y 50 m de ancho, ubicado en la reserva natural Goois. En el Banff National Park, en Canadá, encontramos 24 pasos elevados que permiten el paso de osos, alces y pumas, mientras que son las escaleras para salmones las que abundan en California (EEUU) y los túneles para que las tortugas atraviesen las vías férreas los más llamativos de Kobe, Japón. Todos ellos nos resultan llamativos desde nuestro país, pero no porque aquí no se utilicen; al contrario, por ejemplo, en 2009 en la Comunidad de Madrid, con la duplicación de la M-501 o carretera de los pantanos se construían caminos para que gamos, jabalíes o zorros, no se vieran afectados por la peligrosidad que podía representar para ellos la vía.
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