La sequía o las alteraciones del régimen de lluvias a efectos del cambio climático, orografías complicadas y condiciones climatológicas extremas, hacen entre otros factores que la escasez de agua se incremente cada año. De hecho, los informes de Naciones Unidas estiman que hacia 2025 las dos terceras partes de la población mundial sufrirán este problema.
En definitiva, el acceso al agua potable en muchas regiones es extraordinariamente complejo y dificultoso, pero se dice que la necesidad agudiza el ingenio y en diversos rincones de la tierra se han creado soluciones de recolección hídrica de lo más originales.
Hablamos de los denominados “atrapanieblas” o “captanieblas”, un método con gran potencial en zonas con abundantes días de niebla y alta humedad. Ya hace décadas que se trabaja en ellos, desde que en los 60 comenzaran los primeros estudios en el desierto de Atacama, en Chile.
Los primeros inventos constaban de un equipo de forma cilíndrica (0,7 m de diámetro) en que se disponían unos 1300 monofilamentos de perlon (cuyas dimensiones eran de 0,5 mm de diámetro y 2m de largo).
Desde este ingenio originario, se han creado algunos dispositivos con forma de cometa, de tienda de campaña, e incluso de escarabajo, siguiendo el ejemplo del onymacris unguicularis, natural del desierto africano del Namib, que consigue agua gracias a su peculiar forma que el agua de la niebla se deposite en su ondulada espalda llegando hasta su boca.
Pero el caso del matemático marroquí Aissa Derhem es más reciente y destacado, pues desde 2015 se ejecuta con equipos basados en tecnología de última generación manipulados casi exclusivamente por mujeres.
A través de la ONG Dar Si Hmad se ha construido un sistema de redes de unos 870 metros cuadrados (casi diez campos de fútbol) que colgadas de dos polos atrapan las gotas de agua que quedan atrapadas cuando el viento empuja la niebla; estas gotas se condensan y caen de la malla a un contenedor con tuberías que las almacena en depósitos que se distribuyen por todo un poblado.
Y con similar principio, recolectando las gotas de rocío, se trabaja en regiones tropicales como Perú en América Latina, el desierto de Kalahari en Áfica, Australia Occidental, etc., pero mucho más cerca y en la propia geografía nacional tenemos ejemplos como en las Islas Canarias.
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