La localidad costera de Byron Bay, situada seiscientos kilómetros al norte de Sidney, ha sido la elegida para acoger el primer tren que funciona con energía solar del mundo. Ha habido otros intentos, como el de India, pero que no han terminado de funcionar completamente con esta renovable, o los de Holanda, que han apostado por la eólica en su lugar.
El Byron Bay Train podría considerarse una “prueba piloto” por sus dimensiones reducidas, pues cubre únicamente un tramo de 3 kilómetros de distancia, y aunque tiene una velocidad punta de 115 km/h, sólo circula a 50 km/h.
Sin embargo, la rehabilitación de esta línea ferroviaria que llevaba una década en desuso ha sido todo un éxito del transporte sostenible además del turismo en la zona.
El convoy, formado por dos vagones, funcionaba con motor diésel, pero ha sido adaptado con placas fotovoltáicas y baterías para funcionar íntegramente con energía eléctrica captada a través del sol (desde la iluminación hasta los compresores pasando por el circuito de control).
No requiere por tanto de la energía de la catenaria, sino de sus 6.5 kWp de potencia instalada a través de sus placas y los 77 kWh de sus baterías, que le permiten cubrir entre 12 y 15 trayectos sin requerir de las placas solares, que se ubican no sólo en la parte superior de los vagones, sino también de las estaciones. De hecho, realiza también recorridos nocturnos.
Pero el encanto de este transporte no radica únicamente en que su funcionamiento sea 100% renovable y limpio, sino también en la fiel restauración de los vagones, construidos en 1949 con un material similar al fuselaje de los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial, cuya estética se mantiene intacta. Tanto que sus cien plazas están permanentemente ocupadas y las listas de espera crecen y crecen.
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