Las grandes constructoras de nuestro país, que hace tiempo se quedaron sin grandes obras más allá de la Alta Velocidad Española en el interior de nuestras fronteras, no quieren perder el paso de los proyectos de gran envergadura que se fraguan en Latinoamérica.
El Corredor Bioceánico Central es uno de esos megaproyectos que pretenden articular de Atlántico a Pacífico una gran línea ferroviaria, pero que llevan años sobre plano pendientes de acuerdo político, así como un plácet medioambiental y financiero que permita emprender las obras.
Este gran corredor, que uniría el puerto peruano de Ilo con el brasileño de Santos, recorrería casi cuatro mil kilómetros de terreno articulando el transporte de mercancías y pasajeros de Brasil, Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay, según han organizado el Grupo Operativo Bioceánico (GOB), con posibles ramificaciones a Chile y otros países.
De este modo, una infraestructura que requeriría una inversión de entre 10.000 y 14.000 millones de dólares, capaz de mover unos 30 millones de toneladas de mercancías, favoreciendo notablemente el intercambio comercial con Asia, y unos 13 millones de viajeros en 2055, según el GOB, se convertiría en el Canal de Panamá del s.XXI y aspirante a ser su seria competencia en la región.
Y aunque sus obras comenzarían a licitarse en 2020, éste no es el único gran corredor ferroviario que proyectado en la actualidad. Son muchos los sueños de organizar grandes ejes de ferrocarril que quieren emular al Transiberiano o el Orient Exprés, al menos, en la longitud de sus recorridos.
Sin ánimo de exhaustividad, mencionamos aquí algunos, aunque son y serán muchos más por todo el mundo, en tanto que el tren es un medio de transporte “verde” con bajas emisiones y que puede llegar a alcanzar altas velocidades y numerosas ventajas.
China, una de las grandes potencias económicas de hoy en día, busca consagrarse en la escena internacional con un tren de alta velocidad que una los 7.000 kilómetros que dista Pekín de Moscú para realizar un viaje que hoy dura 5 días en 30 horas en 2025.
En África, hace pocos años que se ha inaugurado el tramo ferroviario que une la capital de Etiopía con la ciudad costera de Yibuti, y se está construyendo el ferrocarril que unirá las dos principales ciudades de Kenia. Ambos forman parte de la futura red de transportes de África Oriental, que conectará las ciudades keniatas con las capitales de Uganda, Sudán del Sur, Ruanda y Burundi con unos 3000 kilómetros de vía.
En la península arábiga, se han conectado las principales poblaciones de Arabia Saudí con las fronteras de Jordania y el Golfo Pérsico con más de 2.400 kilómetros de ferrocarril y se plantean otros 2.000 más en el entorno desde el Consejo de Cooperación del Golfo para conectar sus seis estados miembros: Arabia Saudí, EAU, Bahrein, Kuwait, Catar y Omán.
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