Para el Real Instituto de Arquitectos Británicos (RIBA, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones de arquitectura más importantes del mundo, el mejor edificio de 2018 es Aldeia das Crianças, una escuela perdida en una zona rural en el norte de Brasil, construida con madera y ladrillos de adobe.
Esta Children Village, diseñada por Adriana Benguela y Marcelo Rosenbaum, de Rosenbaum, y Gustavo Utrabo y Petro Duschenes de Aleph Zero, hospeda a 540 estudiantes de la Escuela Canuanã y ha ganado la última edición del RIBA International Prize, que se otorga cada dos años a un edificio de cualquier parte del mundo que ejemplifique la excelencia en el diseño y la ambición arquitectónica, al tiempo que ofrezca un impacto social significativo.
Dirigido y financiado por la Fundación Bradesco, es una de las cuarenta escuelas que brindan educación a niños desfavorecidos y para sus autores este proyecto muestra cómo la arquitectura puede ser una herramienta para la transformación social.
Con una superficie cercana a los 24000 m2 y en un clima tropical donde las temperaturas en verano los 40 grados de media, el diseño de la construcción y en concreto de su techado con dosel (cuya estructura está formada por vigas y columnas de madera laminada en cruz), crea un espacio entre el interior y el exterior, que regula la temperatura sin tener que utilizar aire acondicionado. Además, este espacio crea el efecto de una gran terraza con vistas al paisaje circundante que enlaza con la naturaleza que rodea el conjunto arquitectónico.
Los alojamientos se organizan en dos estructuras idénticas a ambos lados de un campus, con espacios para un máximo de seis estudiantes, que permitan la individualidad y privacidad, sin obviar espacios para la interacción y socialización de los estudiantes tanto al aire libre para uso recreativo, como espacios cerrados definidos por listones de madera para el trabajo, relax o la televisión.
En su construcción, se han combinado técnicas y materiales locales – como las celosías, que funcionan muy bien térmica, técnica y estéticamente-, haciendo de esta ‘Villa de los Niños’ una edificación rentable, ambientalmente sostenible y con importantes conexiones con la comunidad para la que ha sido realizada.
Fuente de las fotografías: © Leonardo Finotti
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