Amey, la cara británica de constructora patria Ferrovial, está desarrollando el proyecto “Smart Gullies”, que demuestra en Hampshire cómo aumentar la seguridad de las carreteras con un mejor mantenimiento y reduciendo costes gracias al uso de las nuevas tecnologías.
En este proyecto, se emplea Big data y sensórica para llevar a cabo la recogida de datos en tiempo real sobre el estado del sistema de drenaje de la carrera, categorizar el riesgo de cada una de las instalaciones de la red y determinar cuáles son los puntos de la red que más emergencias producen y por qué.
Gracias a esto, se puede atender cada punto en función de sus necesidades particulares reduciendo los trabajos de emergencias y evolucionando a un nuevo modelo de gestión del alcantarillado. De este modo, se aumenta la eficiencia de las operaciones de mantenimiento en las vías de Winchester y Fareham.
Para ello, se han instalado una veintena de sensores en el alcantarillado de los dos municipios. Estos dispositivos detectan los aumentos en el nivel de agua que se producen en los sumideros, así como la acumulación de sedimentos, que se remiten a un centro de control donde a través de un software se traducen mediante mapas y visualizaciones las necesidades de mantenimiento de la red.
Se trata de un modelo analítico que procesa los datos y los utiliza para mejorar las predicciones sobre el comportamiento del drenaje en respuesta a las precipitaciones previstas y a su estado actual. Así, combinando las previsiones climatológicas con los niveles de sedimentos se pueden planificar las tareas de desembozado de los sumideros por adelantado, ser proacctivo en lugar de reactivo, reduciendo de manera notable las 650 llamadas de emergencia que se producían anualmente, así como las alteraciones a los ciudadanos que las inundaciones provocan y sus riesgos derivados.
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