Cuatro años y 9.000 millones de libras egipcias (unos 527 millones de dólares) han sido necesarios para levantar en El Cairo el puente colgante más ancho del mundo con una amplitud de 67,36 metros, un récord certificado por el Libro Guinness.
El puente Tahia Masr (viva Egipto, en árabe), que conecta las dos orillas del río Nilo a su paso por el norte de la capital, ha puesto el broche de oro para completar el eje viario de 600 kilómetros de longitud que conecta el Mar Rojo con el Mediterráneo.
El puente cuenta con seis carriles en cada sentido de la circulación y un total de 31 accesos y salidas en sus 540 metros de largo. Pero no son las únicas magnitudes destacadas de esta obra faraónica: en su construcción se han empleado un millón de metros cúbicos de cemento y 1.400 kilómetros de acero. Y es que el puente se sostiene gracias a seis torres de 100 metros de altura, de las que cuelgan 160 cables de acero que sostienen la estructura sobre la que pasa la carretera.
La obra, en la que han participado alrededor de 4000 operarios, viene firmada por un consorcio de empresas locales liderada por Arab Contractors, pero se ha desarrollado en colaboración y bajo la supervisión de la Autoridad de Ingeniería de las Fuerzas Armadas de Egipto, encargada de inspeccionar buena parte de las grandes construcciones que se llevan a cabo hoy en todo el país, como la construcción de una capital administrativa para el país alternativa a El Cairo, la ampliación del Canal de Suez abierta hace ya algunos años o la construcción de una veintena de nuevas ciudades.
Pero además de las ‘megaconstrucciones’ mencionadas, el régimen egipcio ha hecho gala de su intención de crear una nueva red de carreteras de más de 8.000 kilómetros alrededor del país, con una inversión de 164.000 millones de libras egipcias (unos 8.600 millones de euros.
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