Cuando un accidente de tráfico tiene lugar en una vía, sea de la naturaleza que sea, los servicios de emergencias y la Policía o Guardia Civil que acuden al siniestro tienen la necesidad de despejar cuanto antes el entorno para mantener o restablecer la fluidez del tráfico y, sobre todo, asegurar la seguridad vial de los conductores que se desplazan por ella.
La integridad de los trabajadores de la carretera – ya sean de conservación, técnicos de grúa, los propios agentes, etc.- también está en juego en tales circunstancias, como señala ACEX en su campaña de sensibilización “En la Carretera no estás solo”.
Pero para poder comenzar a despejar la calzada y su entorno, los investigadores deben obtener una imagen clara de las escena, incluidos los restos de vehículos o los heridos, que permitan reconstruir los hechos y determinar las causas del accidente, así como depurar posibles responsabilidades.
Hace ya muchos años que policías o forenses registraban con marcas la escena y la trasladaban a papel cuadriculado, de manera similar a como hemos visto hacer infinidad de veces en la ficción de las películas.
Pero la visión vertical que aportan estas aeronaves no tripuladas son de gran valor para determinar la dinámica de la colisión, y eran hasta ahora difíciles de conseguir a la par que costosas, pues requería movilizar otras opciones como un helicóptero o soluciones láser 3D para mediciones reales.
Las cámaras instaladas en los RPAs mapean rápidamente el lugar obteniendo los datos necesarios en cuestión de minutos y evitando así que se acumule el tráfico y minimizando los riesgos de que se produzca un accidente secundario.
La Universidad americana de Purdue ha desarrollado una metodología que el propio Departamento de Policía de Estados Unidos ha adoptado. Si bien es cierto que también en nuestro país cuerpos como la Guardia Civil o la Ertzaintza hace años que utilizan este tipo de aeronaves con los mismos fines.
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