Realizamos un corte paralelo y simétrico al anterior en la parte inferior de la pieza. Ahora tenemos dos fuerzas de tracción iguales y en sentido contrario equilibrándose. Del mismo modo que en el caso anterior, queda restante una fuerza de tracción derivada del incremento de momento. Para contrarrestarla, nace el rasante. Si ahora estudiamos la porción de pieza del centro, vemos que los rasantes en direcciones opuestas harían girar la pieza. El giro se ve impedido por la aparición del cortante, garantizando el equilibrio. Por lo tanto podemos extraer:

Ambas fuerzas son manifestaciones del mismo fenómeno: para equilibrar la diferencia de momento es necesaria la aparición de esfuerzos tangenciales, tanto verticales como horizontales.
En lo referido a las estructuras mixtas, debemos asegurar la existencia de un rasante suficiente entre las piezas que conforman la estructura para que funcione de forma coherente.