Las primeras explotaciones ferroviarias utilizaban las vias del ferrocarril como meros caminos, al ser el nivel de circulación muy bajo, a principios del s. XIX.
Entonces, eran los guardavías y los guardagujas los que se ocupaban de control cuando salía y tenia que volver un tren y controlar que no hubieran colisiones. Se empiezan entonces a usar banderas de diferentes colores, con la figura del jefe de estación, al ver la necesidad de la aparición de las señales, sobre todo en puntos críticos.
Inicialmente, se instalaron unos puntos luminosos en puntos críticos, como agujas, pero requerían una persona allí. Y siempre se debían fijar en el horario, sin tener control de que pasaba. Una opción pionera fue el bastón piloto. Un tren que salía de A lo llevaba, y al llegar a B se lo daba al tren que volvía, habiendo solo un bastón por recorrido o tramo. Esto limitaba mucho la explotación. Se tenían que fiar de la distancia y el tiempo cuando los trenes salían uno detrás de otro, y siempre hablando de trenes a poca velocidad.
Cuando los sistemas se convierten en más complejos, añadiendo más cambios de agujas en las estaciones, se diseñan una serie de consignas de como establecer los itinerarios según que agujas son activadas.
Una forma de simplificar este trabajo es cuando se cambian los antiguos discos luminosos por señales mecánicas. Cada cambio de agujas esta comunicado mediante cables de acero tensionados con un centro de control de la estación, donde una persona podía ocuparse de todo y accionaba una serie de paneles que daban o no el paso.
Con la problemática que pudieran cruzarse los recorridos de varios trenes, se creo el concepto de enclavamiento mecánico. Eran aparatos de grandes dimensiones asociados a las palancas, que solo permitían accionar los cambios de agujas que eran lógicos y no entorpecían otras circulaciones, a partir de un sistema de engranajes.
Entonces, eran los guardavías y los guardagujas los que se ocupaban de control cuando salía y tenia que volver un tren y controlar que no hubieran colisiones. Se empiezan entonces a usar banderas de diferentes colores, con la figura del jefe de estación, al ver la necesidad de la aparición de las señales, sobre todo en puntos críticos.
Inicialmente, se instalaron unos puntos luminosos en puntos críticos, como agujas, pero requerían una persona allí. Y siempre se debían fijar en el horario, sin tener control de que pasaba. Una opción pionera fue el bastón piloto. Un tren que salía de A lo llevaba, y al llegar a B se lo daba al tren que volvía, habiendo solo un bastón por recorrido o tramo. Esto limitaba mucho la explotación. Se tenían que fiar de la distancia y el tiempo cuando los trenes salían uno detrás de otro, y siempre hablando de trenes a poca velocidad.
Cuando los sistemas se convierten en más complejos, añadiendo más cambios de agujas en las estaciones, se diseñan una serie de consignas de como establecer los itinerarios según que agujas son activadas.
Una forma de simplificar este trabajo es cuando se cambian los antiguos discos luminosos por señales mecánicas. Cada cambio de agujas esta comunicado mediante cables de acero tensionados con un centro de control de la estación, donde una persona podía ocuparse de todo y accionaba una serie de paneles que daban o no el paso.
Con la problemática que pudieran cruzarse los recorridos de varios trenes, se creo el concepto de enclavamiento mecánico. Eran aparatos de grandes dimensiones asociados a las palancas, que solo permitían accionar los cambios de agujas que eran lógicos y no entorpecían otras circulaciones, a partir de un sistema de engranajes.