Aunque ya hace tiempo que existe la impresión 3D, el MIT Technology Review lo ha incluido en su ranking de las diez tecnologías emergentes destacadas para este año 2018 junto a los embriones artificiales, los auriculares de traducción simultánea o el salto cuántico de los materiales.
Y esto es así por la revolución que la generalización de su uso trae aparejada. Hasta hace bien poco, imprimir en tres dimensiones materiales que no fueran plástico, resultaba caro y lento; en definitiva, muy poco rentable. Pero esto ha cambiado.
Hoy en día se han abaratado y aligerado los procesos y ampliado el abanico de empresas que fabrica las impresoras, con diversas cualidades, para crear en metal piezas ligeras, fuertes y con estructuras complejas que no necesitan soldaduras, tales como Markforged o Desktop Metal.
Esta tendencia nos llevará en un futuro no muy lejano a reconvertir los procesos de fabricación en serie de un gran número de productos. Dejará de haber amplios stocks de productos almacenados que serán reemplazados por una amplia galería de diseños digitales entre los que elegir antes de pulsar el botón de imprimir.
Esta línea sigue el proyecto que Repsol ha puesto en marcha con el Gobierno vasco. Bind 4.0. aplicará tecnología de impresión metálica en 3D para los repuestos de su refinería en Vizcaya.
Existen también otras iniciativas como la de Caltech, que ha apostado por la impresión 3D metálica en la nanoescala, con aplicaciones como la construcción de pequeños implantes médicos hasta la creación de circuitos lógicos 3D en chips de ordenador y la ingeniería de componentes de aviones ultraligeros.
Sin olvidar, por supuesto, aplicaciones en ámbito de las infraestructuras, como el puente sobre el canal Oudezijds Achterburgwal, en Ámsterdam, del que ya hemos hablado en este blog. La empresa MX3D, que está creando este proyecto, ha desarrollado un método de construcción único, WAAM (Wire Arc Additive Manufacturing), que permite crear estructuras metálicas con un robot de 6 ejes que deposita 2 kilos de material por hora.
Finalmente, baste mencionar las numerosas líneas de investigación en las que se continúa trabajando en esta área, para entender por qué se la ha considerado una tecnología emergente; las innovaciones que esperamos llegarán principalmente en aluminio, aleaciones de titanio, aceros inoxidables, níquel, cromo y cobalto, y particularmente en tratamientos que permitan buscar propiedades nuevas para estos materiales.