Una Pagoda del siglo XX en Madrid ¿La conocistéis?
¡Hola, Comunidad! Hoy os quiero presentar una joya estructural e innovadora de la arquitectura española del siglo XX: La Pagoda de Miguel Fisac, también conocida como los Laboratorios Jorba, inaugurada en el año 1967.
Nos situamos en Madrid, concretamente en un solar junto a la M-30 y paralelo a la carretera de Barcelona, en un punto que entonces parecía casi inaccesible. Este edificio no solo destaca por su audaz forma, sino por ser un ejemplo adelantado a su tiempo de innovación estructural y formal. Fisac logró crear una obra que rompía con los convencionalismos y exploraba nuevas posibilidades constructivas.
Miguel Fisac fue un pionero en el uso del hormigón prefabricado en España durante los años 60, desarrollando un repertorio de soluciones expresivas como las “vigas hueso”, utilizadas también en las naves de almacenamiento del complejo. Estas naves, de carácter longitudinal, formaban uno de los dos volúmenes principales del conjunto. Como inventor de este sistema, era un fuerte defensor del hormigón como material expresivo y técnico a la vez.
Para la cariñosamente apodada Pagoda (por su similitud formal con la arquitectura occidental), utilizó hormigón armado de alta resistencia, con valores de compresión que rondaban los 25-30 MPa, un estándar avanzado para la construcción de la época en España. Pero lo verdaderamente revolucionario es su estructura: basada en un paraboloide hiperbólico, una superficie de doble curvatura que ofrece propiedades estructurales excepcionales.
¿Y esto cómo se consigue? Geométricamente, este paraboloide hiperbólico se genera al superponer dos cuadrados (en este caso de 16 metros de lado), uno rotado 45º respecto al otro, y uniendo sus vértices mediante líneas rectas. Lo increíble es que estas líneas, siendo completamente rectas, generan una superficie doblemente curvada, muy eficiente tanto a tracción como a compresión. En la Pagoda, esta geometría se traduce en forjados rotados entre plantas, proyectados en voladizo desde un núcleo central de hormigón armado, creando así un efecto helicoidal visible y estructuralmente eficaz.
Una de las ventajas de esta superficie reglada es que permite una ejecución económica y precisa, al ser generada mediante líneas rectas. Esto elimina la necesidad de encofrados curvos complejos, ya que se puede materializar mediante el artesanal sistema de “encofrado de tablilla”. Combinado con el uso de hormigón in situ, reforzaba más el control formal que Fisac tenía sobre su obra. Un detalle que refleja nivel de precisión y el compromiso del arquitecto con el material fue su manera de ejecutar estos encofrados: comenzaba el vertido de hormigón desde la parte superior, evitando que las secciones inferiores se mancharan con restos de cemento. Una decisión que revela tanto su obsesión por el detalle como su dominio técnico del proceso constructivo.
Este cuerpo en altura, que albergaba las oficinas, zonas administrativas y una biblioteca, se concebía como un volumen exento en el extremo más cercano a la calle, actuando casi a modo de hito urbano. Detrás de esta estrategia formal, también había una intención comunicativa: la empresa JORBA, insistió al arquitecto en aprovechar la topografía elevada del solar para crear una edificio llamativo que sirviera como reclamo visible desde la carretera, convirtiendo el objeto arquitectónico en gesto publicitario.
Sin embargo, Fisac no solo quería diseñar un edificio llamativo, sino responder formalmente a su uso específico: cada planta debía albergar laboratorios ópticos, donde se estudia y se manipula la luz con precisión. Esta rotación de las plantas no era un simple gesto formal: ayudaba a controlar la incidencia solar, generando sombras propias y evitando el sobrecalentamiento. Una especie de protección solar estructural completamente integrada en la forma. Reducía de esta forma la ganancia térmica directa y mejoraba el confort interior de los laboratorios. Este enfoque del arquitecto se adelantó a conceptos actuales de arquitectura pasiva y diseño ambiental. ¡Sostenibilidad antes de que estuviera de moda!
La mala noticia, es que a pesar de su valor técnico, arquitectónico y simbólico, la Pagoda de Miguel Fisac fue demolida en 1999. Las presiones inmobiliarias, la falta de protección legal y el desinterés pudieron más que su singularidad. Eso sí, su demolición provocó una ola de conciencia patrimonial que ayudó a que otras muchas obras modernas comenzarán a considerarse merecedoras de protección.
El uso pionero del paraboloide hiperbólico y la prefabricación de hormigón permitieron a Fisac no solo resolver con ingenio un programa complejo, sino dotar al edificio de un lenguaje formal único, que sigue inspirando a arquitectos e ingenieros hoy en día.
¿Habíais oído hablar de esta pagoda moderna que no era templo, sino laboratorio? ¿Qué os parece este edificio? ¿Creéis que debía haberse conservado? Os animo a compartir vuestros descubrimientos, opiniones y reflexiones aquí abajo. ¡La arquitectura también se construye a través de la memoria!
No tenia conocimiento de la misma, y por lo visto no mucha gente es conocedor, pues me sorprende que tan interesante estructura no se comentará en ninguna de las asignaturas por allá por cuando curse los estudios.
Recuerdo que la iglesia de San Nicolás de Gandía, obra del Ingeniero Eduardo Torroja, así como otras obras del propio Torroja si fueron muy comentadas en diferentes asignaturas de la carrera, en referencia al diseño estructural que poseen, y esta, a la que haces referencia, considero que el valor estructural de su diseño es simplemente excelente, y merecedor de ser nombrado en las enseñanzas de estructuras, tanto por su belleza como por su ingenio.
Sinceramente, es un despropósito que la demolieran, porque viendo las imágenes que muestras, su diseño estructural es un hito del ingenio y conocimiento, por allá por cuando se hacían los cálculos con pluma.
Sí, sí que conocí “La Pagoda” pero sólo el exterior. En el año en el que fue demolida yo estaba estudiando arquitectura en la UPM; no recuerdo ninguna declaración ni protesta institucional en contra de su destrucción. Recuerdo que en la asignatura de “Ampliación de Matemáticas” estudiamos el diseño del edificio desde el punto de vista de su geometría, pero no recuerdo que ningún otro profesor de Proyectos o de Estructuras lo mencionara. ¿Celos profesionales? Desde luego una decisión municipal muy desacertada.