Nagakin Capsule Tower, utopía metabólica y precisión industrial ¿Conocíais este edificio tan particular?


¡Hola Comunidad! Hoy viajamos hasta Tokio, para descubrir una de las obras más icónicas, intrigantes y técnicamente singulares del siglo XX: la Nakagin Capsule Tower, proyectada por el arquitecto japonés Kisho Kurokawa en 1972. Este edificio, emblema del Movimiento Arquitectónico Metabolista japonés, no solo desafió las formas tradicionales del habitar, sino que se convirtió en una metáfora construida del cuerpo urbano en constante mutación. Kurokawa y su generación imaginaron ciudades vivas, capaces de crecer, mutar y adaptarse como organismos biológicos. Estas "gigantes lavadoras", entendidas como módulos, fueron creadas con la intención de alojar a los hombres de negocios que trabajaban durante la semana en el centro de Tokio, ofreciendo una solución práctica y compacta al gran problema del alojamiento urbano en Japón.
Su propuesta se basaba en viviendas cápsula, completamente prefabricadas, conectadas a un núcleo de instalaciones a modo de columna vertebral. Una visión futurista que anticipaba ya en los años 70 cuestiones como la modularidad, la sostenibilidad, el reciclaje arquitectónico… Convirtiéndose en el minimalismo espacial japonés elevado al extremo.

La torre de 14 pisos se compone de 140 cápsulas metálicas individuales que se apilan y rotan en diferentes ángulos, todas prefabricadas con exactitud industrial en fábrica, y luego transportadas al solar para ser atornilladas a dos núcleos centrales de hormigón armado, que funcionan como soporte estructural. Cada cápsula mide aproximadamente 2,5 por 4 metros, fabricada en estructura de acero, revestida con paneles de acero esmaltado y equipada con aislamiento térmico y acústico. El sistema de ensamblaje es completamente seco: las cápsulas se montaban en obra mediante grúas y gracias a la tecnología desarrollada por Kurokawa, se acoplaban al núcleo de hormigón con solo 4 pernos de alta resistencia, permitiendo su desmontaje y sustitución futura sencilla, sin afectar a las demás cápsulas.

Esta estrategia permitía que cada cápsula pudiera desmontarse y reemplazarse individualmente, sin afectar a las demás. Un planteamiento técnico radicalmente innovador, que aspiraba a prolongar la vida útil del edificio mediante una lógica de mantenimiento y actualización progresiva, similar al reemplazo de piezas en una máquina.
El corazón estructural del edificio son sus dos torres de hormigón armado, de once y trece pisos de altura, que no solo albergan los servicios e instalaciones, sino que actúan como el único elemento portante del conjunto. Esto permite que las cápsulas sean completamente autónomas y funcionales sin depender unas de otras, ya que se proyectan a modo de voladizo desde estos núcleos. No comparten cargas entre sí, lo que permite su independencia física y funcional. De esta forma, se combina la masividad del hormigón como elemento portante y la ligereza de las cápsulas de acero; una lógica del plug-in, convirtiendo al edificio en sistema.


Cada cápsula estaba equipada con una cama abatible, un escritorio, una pequeña cocina y un baño prefabricado (al estilo de los aviones o trenes bala), integrando todos los servicios en menos de 10 m². A pesar del tamaño, el diseño interior estaba cuidadosamente optimizado para maximizar la eficiencia y el confort. El espacio interior de cada módulo podía ser manipulado mediante la conexión de varias cápsulas, creando configuraciones más amplias si el usuario lo necesitaba. Se proyectaron ocho tipologías de cápsulas en función de la posición de su ventana, la disposición de la entrada, la colocación del mobiliario y los materiales de los acabados. Como resultado surgieron cápsulas super-deluxe, deluxe y estándar. Sin embargo, no todas estas variantes llegaron a fabricarse.



Pero lo más llamativo era su ojo de buey circular, una ventana de 1,3 metros de diámetro que aportaba luz natural y una fuerte identidad visual al conjunto. Este gesto no solo es estético, sino que revela una estrategia formal muy precisa: al tratarse de una apertura circular, se reducen los puentes térmicos y se maximiza la resistencia del panel metálico frente a tensiones estructurales, al eliminar las esquinas.
Pese a su genialidad, el tiempo no ha sido amable con la torre. Las cápsulas no se llegaron a renovar, como era su intención original, y el deterioro de las instalaciones, sumado a la presión inmobiliaria de Tokio, llevó a la decisión de demolerla. En 2022, medio siglo después de su inauguración, comenzó su desmontaje. Algunas cápsulas han sido preservadas por museos y coleccionistas, como testigos de una visión que sigue inspirando a generaciones de arquitectos, ingenieros y diseñadores industriales.
La Nakagin Capsule Tower representa una arquitectura visionaria que entendía la tecnología no como un fin, sino como un medio para repensar nuestra forma de habitar el mundo. La combinación de prefabricación extrema, modularidad, precisión estructural y eficiencia espacial la convierten en un caso de estudio inagotable para arquitectos, ingenieros y urbanistas.

¿Conocías esta cápsula del tiempo arquitectónica? ¿Te imaginas vivir en uno de estos microespacios suspendidos? ¿Crees que hoy tendría sentido recuperar esta forma de construir? 

Noah Moreno Yokota
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jose manuel gil santacruz
Me encanta la tipología del edificio y demuestra que hay soluciones habitacionales llenas de sentido y adecuación al entorno urbano. Es una pena que este tipo de edificios no sea más demandado y pueda competir dentro del espectro de soluciones arquitectónicas que se dan a la sociedad. Unión de tecnología, técnica, sistema constructivo, prefabricación llevada al límite... Leo acerca de la Torre Kurokawa

El individuo tipo habitante de una célula de las Torres de Kurokawa sería impar por poco tiempo. En consecuencia, su permanencia en su cápsula sería fugaz, no durable; de modo que el morar en 9 m2 sería una fase de su vida. El edificio contaba con la convención de los habitantes y su posterior abandono del espacio doméstico de las cápsulas para ceder el paso a otros habitantes impares. Así que la obsolescencia no era solo de la materialidad: de la cápsula y de sus componentes, sino también de sus moradores, que no envejecerían en ella porque estas unidades de vivienda no estaban pensadas para tal fin —ya se sabe que el futuro se concebía únicamente para ser de la juventud activa.

Muchas gracias por el aporte¡
27 ago 2025 - 17:13
Javier Mataix Durá
Muy interesante.

No era conocedor de esta edificación.

Sin entrar en la valoración del tamaño concreto de las estancias que la edificación posee, se trata de un sistema estructural de gran interés conceptual, además de generar un sistema constructivo basado en el ensamblaje de elementos prefabricados que hoy por hoy, ésta cada vez más en uso.

Aportaciones muy interesantes realizas.

Un saludo.

2 sep 2025 - 11:36

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