Lo que escribo es una reflexión corroborando aquello en lo que haces hincapié en muchas ocasiones referente al control de ejecución del hormigón.
Después de un tiempo dedicado a la rehabilitación de estructuras dañadas por la corrosión y de haber leído bibliografía al respecto, me permito resumir los que para mí son los factores más destacados para evitarla.
Por orden de importancia, haría una clasificación en 3 grupos:
Grupo 1: Porosidad-Curado-Recubrimiento.
Grupo 2: Contenido en cloruros del material.
Grupo 3: Limitación de la abertura de fisura.
El grupo 1 (para mí los fundamentales) directamente relacionado con la fabricación y puesta en obra del hormigón.
Es en el recubrimiento donde, se debería continuar con la buena práctica; he visto pilares cuyas armaduras tenían menos recubrimiento que el espesor de un papel de fumar (siento la exageración).
El grupo 2 Tiene carácter normativo. Aún hay discrepancias entre los investigadores acerca de que la carbonatación libere cloruros del material además de la ya comprobada facultad de rebajar peligrosamente el pH del hormigón.
El grupo 3: según la bibliografía que he consultado (y que coincide con lo que señalas en el curso), los estudios no revelan agravación determinante de la corrosión si la fisura no excede los 0,4mm y no hay cloruros libres. Luego, es un aspecto que a nivel de degradación debería preocupar menos habiendo sido estrictos con los anteriores.
En cualquier caso, la corrosión es un ataque químico a las armaduras que siempre se produce. Lo que ocurre es que su velocidad, ante un hormigón bien ejecutado (que no sufra aportaciones "extra" de oxígeno y humedad) es, prácticamente inapreciable.
Quizá, mejorar continuamente el control de la ejecución y puesta en obra abriría la posibilidad de echar un repaso a los coeficientes de seguridad del material . . .
Pido disculpas porque esta reflexión aporte poco o nada a algo ya conocido.
Muchas gracias y un saludo.