Fibra o armadura?

Hola,
En primer lugar, disculpa la tardanza en contestar, pero son fechas algo más relajadas para algunas cosas...
En relación con las fibras para el control de la fisuración por retracción de secado, éstas deben tener propiedades resistentes (normalmente son metálicas). Las plásticas (por ejemplo de polipropileno) no tienen carácter estructural, siendo sus aplicaciones otras (control de la retracción plástica o mejora del comportamiento de elementos expuestos al fuego).
Centrándonos en las metálicas, antes de contestar a la pregunta conviene recordar un aspecto importante: las fibras de acero en volúmenes habituales (menos del 2%), al igual que las armaduras convencionales, no impiden la fisuración del hormigón, pero permiten controlarla. La ventaja de las fibras es que mejoran la ductilidad por la capacidad residual que conserva el hormigón tras la fisuración (del orden del 30 %), pero insisto, salvo contenidos muy altos, no tienen influencia en la capacidad resistente. Por lo tanto, el acero de refuerzo pasivo convencional no puede ser reemplazado con fibras, pero reforzar la matriz del hormigón con estas produce un control más eficiente de la fisuración.
El problema es que dicho control de la fisuración es difícil de valorar. Mientras que las últimas versiones de la Normativa (por ejemplo la EHE en su anejo 14 o el código modelo) proponen formulaciones para cuantificar la contribución de las fibras, el control de la fisuración no queda recogido en ningún sitio, y desconozco de qué forma se puede concretar la dosificación de fibras para conseguir el resultado perseguido.
De hecho, aunque nuestra experiencia en este campo es limitada, tenemos la impresión de que dichas dosificaciones las proponen los propios suministradores de fibras, y su éxito o fracaso no dependen sólo de dicho contenido sino de la formulación del hormigón en su conjunto, donde cómo sabes son determinantes, a efectos de fisuración, el contenido de cemento y la relación agua/cemento.
En resumen, la realidad es que se están construyendo en la actualidad numerosos pavimentos en naves industriales, tanto sin juntas como con juntas (generalmente separando estas más de lo habitual con hormigón armado y con menores espesores - lo que puede hacer más sensible el pavimento a la fisuración por contracción térmica-), con cierto éxito, aunque intuimos que éste se debe más a la acertada dosificación del hormigón que a la propia contribución de las fibras.
En estas condiciones, si yo tuviera que diseñar un pavimento lo haría de forma tradicional, con hormigón armado (con los criterios de cálculo normativos y las dosificaciones y condiciones de ejecución recomendables para pavimentos), aunque no descartaría la opción de las fibras si viene acompañada de experiencias previas exitosas (no sólo a corto plazo, sino sobre todo a largo plazo, da el tiempo que tarda en desarrollarse la retracción con el tiempo), con dosificaciones de hormigón contrastadas y los procesos de control habituales.
Me temo que no hemos contestado la pregunta, pero al menos hemos compartido inquietudes sobre el cada vez más habitual empleo de fibras.
Saludos!